Four Seasons Resort Tamarindo, México, Escaparate del Diseño y la Arquitectura Mexicana

   
April 7, 2021,
Tamarindo, México

Edificado para rendir homenaje al México prehispánico y contemporáneo, Four Seasons Resort Tamarindo, México, refleja en cada uno de sus espacios el talento, la creatividad y la maestría de manos y mentes mexicanas que, a través de distintas facetas, han dado vida a un espacio como ningún otro situado dentro de una reserva natural de 1,200 hectáreas en las costas de Jalisco.

Hace una década nació la visión de crear un refugio de descanso que mostrara en cada uno de sus componentes la riqueza de México fusionada con la magnificencia de un paisaje compuesto de selva tropical, montaña y playas desiertas, dentro de un destino inexplorado en la localidad de Tamarindo, Jalisco. Un lugar que hablara de México y que expresara la grandeza de su legado histórico y cultural sumergido dentro de una reserva natural. Desde entonces, el trabajo colaborativo de algunas de las más respetadas firmas del país, en conjunto con la labor artesanal de artistas de todas las regiones de México hizo posible materializar este sueño dando vida a lo que hoy es Four Seasons Resort Tamarindo, un auténtico escaparate del diseño, la arquitectura y la refinada artesanía de México conjugado con una clara filosofía de conservación del entorno natural.

Bajo la insignia de Lego|Rocha, los reconocidos arquitectos mexicanos Víctor Legorreta y Mauricio Rocha, así como el destacado paisajista Mario Schjetnan, unieron esfuerzos para desarrollar un proyecto que se fundiera con el paisaje y que se percibiera como desvanecido entre la naturaleza. Tras estudiar cuidadosamente el terreno para insertar sutilmente los componentes del proyecto, los equipos se propusieron crear una apariencia arquitectónica que fuera auténticamente mexicana y que entremezclara elementos de la cultura prehispánica con arquitectura mexicana contemporánea bajo la consigna principal de respetar el entorno y mantener la conexión con la naturaleza por lo que tan solo un 2% del área fue desarrollada, conservando intacta la biodiversidad de la reserva. El diseño se caracterizó por su simplicidad de trazos con una inclinación hacia aquellos largos y rectos para mantener al paisaje natural como el principal protagonista.

El aspecto del edificio principal transporta a los antiguos templos prehispánicos caracterizados por sus diferentes niveles ascendentes. Desde el nivel mar, la construcción alcanza hasta 120 metros de altura y cada una de sus plataformas son como escalinatas revestidas por piedra y agua que conducen hasta La Mansión, cúspide de la edificación y lobby de Four Seasons Resort Tamarindo. Las habitaciones y suites del resort fueron distribuidas estratégicamente entre la línea de playa y los riscos de la reserva en una configuración horizontal que da lugar a espacios con gran privacidad y vistas a la playa o la selva.

Buscando una arquitectura que fuera atemporal y que abrazara los elementos de la naturaleza, los materiales de construcción fueron un gran punto de enfoque y se basaron principalmente en el uso de concreto, madera, metal y piedra local.  Por todo el lugar, se pueden encontrar impresionantes muros creados a partir de piedras labradas y colocadas a mano, una forma artesanal de construcción cada vez menos utilizada debido al tiempo y costo que representa. Por otro lado, el cemento que predomina por todo el proyecto iguala su color al de la arena de la playa con una peculiar textura que armoniza con el entorno circundante.

Por su parte, los reconocidos diseñadores de interiores Uribe Krayer y NODO Taller, representados por Ofelia Uribe y Erika Krayer y por Esterlina Campuzano y Alma Caballero, respectivamente, trabajaron desde el inicio del proyecto en estrecha colaboración con el equipo de arquitectos para alcanzar una perfecta integración entre los espacios interiores y el diseño arquitectónico, logrando un diseño armónico en total simbiosis con las cualidades únicas del destino.

A través del apoyo de organizaciones como Taller Maya y Ensamble Artesano, Four Seasons Resort Tamarindo presenta una curada selección de artesanía puramente mexicana que fue reinterpretada en una faceta contemporánea y que se aleja de lo folclórico para dar lugar a una artesanía de alto nivel que muestra una labor refinada y minuciosa pero apegada a sus más antiguas raíces. La colección incluye a artesanos de diferentes estados del país como Michoacán, Chiapas, Oaxaca, Yucatán, Guerrero, Chihuahua, Puebla, Estado de México y Sonora, entre otros, y va desde objetos decorativos como bules, platones grabados, vasijas de cobre martelinado, canastas de palma, enseres de piedra volcánica, de talavera, de barro negro y natural o hechos con cerámicas de alta temperatura, hasta verdaderas obras de arte que se traducen en paneles de olinalá o pinturas en papel amate que visten las habitaciones.

El uso de textiles también jugó un papel importante dentro del diseño de interiores. Varios de ellos fueron elaborados en el taller artesanal de Remigio Mestas, en Oaxaca, quien se ha destacado por su dedicación a rescatar, preservar y renovar el arte textil indígena buscando su revalorización. En algunas suites se puede apreciar este trabajo el cual exhibe laboriosos bordados enmarcados y presentados como obras de arte moderno sobre sus muros. Por su parte, los bordados de todos los cojines decorativos fueron hechos a mano en telar de cintura por mujeres de Chiapas.

El mobiliario de cada una de las habitaciones y suites fue diseñado por Uribe Krayer y construido con maderas recuperadas, mayormente de parota. Además, las habitaciones presumen un llamativo panel decorativo de celosía en madera, inspirado en las ruinas de Bonampak y cuya trama recuerda a la de un huipil indígena.

Así, cada habitación es una pequeña galería de arte mexicano, que honra la herencia cultural de los artesanos de México y que muestra el valor, la creatividad y la maestría de su gente.

En el lobby del resort, se vislumbra un imponente mural de arte huichol que representa la noche estrellada de Tamarindo. El mural, cargado de simbolismos prehispánicos, fue creado por un grupo de artesanos que forman parte de Kauyumare, una organización que agrupa a artistas huicholes con el fin de preservar sus técnicas y tradiciones ancestrales. También se puede observar un inmenso tronco de más de 100 años de edad que, tras ser derrumbado por el huracán Patricia, fue recuperado para mostrarse como el mueble principal de la recepción.

Así, el resort de 157 habitaciones busca mostrar al mundo lo mejor de México a través de sus diferentes componentes y experiencias.  La armonía de sus espacios y su grandioso entorno natural serán el punto de partida para disfrutar de una experiencia única de descanso en las costas del Pacífico Mexicano.

 

 



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